miércoles, 19 de agosto de 2009

EL VALOR DE UN BUEN BOLÍGRAFO (ENTRADA REVISADA EL 29.12.2010)


     Las personas que fijamos nuestra atención en pequeños objetos como una estilográfica, un libro o una cartera muchas veces no solo buscamos la calidad, sino también la diferencia que distingue una pieza del resto. Muchas veces la identidad de una empresa muere cuando ésta se fusiona con otra o es adquirida por una mayor. Es una de las consecuencias trágicas del capitalismo. Lo hemos visto tantas veces que ya lo aceptamos como un mal irreversible.

La industria del papel o la de las estilográficas no son una excepción. Arches y Canson fabrican el mismo papel; Fabriano pertenece a una multinacional; Sanford es dueña de Dymo, Paper Mate, Parker, Rotring, uni-ball y Waterman, entre otras, y la Compagnie Financière Richemont es dueña de Cartier, IWC, Montblanc, Piaget o Vacheron Constantin. De ese modo resulta difícil encontrar un artículo que no comparta algo con la mayoría.

Hace unos días publiqué una entrada sobre papeles de caligrafía y tintas especiales. Hoy me gustaría dedicar unas líneas a varias firmas de estilográficas. Me centraré en los bolígrafos por ser estos un instrumento de escritura popular, económico y de uso diario.

Escribiré un poco sobre las siguientes firmas: Parker, Montblanc, Cross, S. T. Dupont, Waterman y Sheaffer. Mencionaré sólo de pasada la firma francesa Bic (dueña de la americana Sheaffer), la alemana Faber-Castell, la japonesa Pilot e Inoxcrom (nuestra maltrecha empresa española que aún lanza algún modelo llamativo como los de la línea Pure).

Pilot es una empresa que ha evolucionado hacia la tinta gel, la tinta líquida (¿quién no reconoce un V5 o un V7 a primera vista?) y el diseño futurista que tanto gusta a los adolescentes. Aún conserva el modelo BP-S-F, la respuesta nipona al Bic Cristal francés de toda la vida. No obstante, Pilot tiene una gama superior de productos de escritura que encontraremos bajo el nombre Namiki, de entre la que destacaría el elegante diseño del bolígrafo de la Knight Collection.

Faber-Castell lanzó la serie Graf, que marcó un antes y un después en el diseño de útiles de escritura. Puede no gustar, sin duda sus formas tienen carácter propio, pero es indudable que la calidad de esta línea de productos complacerá al cliente más severo. Además, no se parece a ninguna otra firma, lo que puede ser una ventaja para aquellos que buscan un estilo único. Personalmente me desagradan algunos de los materiales usados en algunas de sus piezas más exclusivas (piel de raya, marfil de mamut o crin y cola de caballo): supongo que habrá mercado para todos los gustos, incluso para los que no pueden justificarse.

Para mi gusto, el mejor bolígrafo que se ha inventado es el Jotter de la firma Parker. Es clásico y elegante, de trazo seguro, su línea no desentona ante piezas más exclusivas, la vida útil del recambio dura en perfectas condiciones hasta el final y la relación calidad-precio aún no ha sido superada por la competencia. El mismo modelo se fabrica (o se fabricaba) en EE.UU. y en el Reino Unido con un resultado, curiosamente, distinto. Lamento no recordar ahora cuál era el mejor.

Parker lanzó una línea parecida, que actualizaba en vano el diseño del modelo Jotter, llamada Vector. Si bien sigue tratándose del mismo bolígrafo, éste no puede competir con su antecesor, fruto de una inspiración perfecta. Hace poco descubrí la Parker I.M. Visto en el catálogo, la estética del modelo liso en color azul con el nombre sobre la puntera llama la atención por su línea moderna y elegante, pero después decepciona un poco en la mano.

Dicen de la Parker 51 que es probablemente la mejor estilográfica del mundo, una pieza de diseño único. Se fabricó en EE.UU. y la crítica celebró el hallazgo como una visión de futuro, una pieza adelantada a su tiempo. Yo tengo una Parker 21, de los modelos más famosos de la firma, bastante parecida a la 51. De vez en cuando la limpio, la recargo con tinta Waterman, y dejo que fluya suavemente en un buen papel. Una experiencia incomparable.

He usado varios modelos de Montblanc, algunos de hace treinta años. Si bien se consideran piezas exclusivas al alcance de pocos bolsillos, considero que su bolígrafo no supera la calidad del trazo de Parker ni de Cross. La firma alemana, que echó a andar en 1906, inmortalizó el sello Meisterstück, del que destacaría la línea Platinum Le Grand. Los chapados en oro rara vez me han gustado, por eso elijo el acabado frío del platino.

La firma norteamericana Cross lleva más de siglo y medio haciendo a mano cada uno de sus intrumentos de escritura, lo que conlleva un acabado excepcional. La sede se encuentra en Lincoln, Rhode Island. Sus bolígrafos, aunque mayoritariamente son de cuerpo grueso, logran el trazo más suave y rápido del mundo. Hay quien los prefiere, por ello, a Parker. No discutiré esa conclusión. He usado un ATX en color berenjena y puedo confirmar que se trata de una pieza elegante, moderna, ligerísima, de acabados bien pulidos y tacto suave. Una pieza magnífica. Muy conocida es también la línea Townsend.

La Stylo Olympio de S. T. Dupont es probablemente la pieza más lograda de la exclusiva firma francesa, conocida en todo el mundo por sus encendedores y marroquinería de lujo. Acaba de lanzar la línea Défi, que promete una experiencia insuperable. No he tenido la oportunidad de comprobarlo, pero hay que reconocer que, al menos en diseño, Dupont ha logrado una pieza llamativa y poderosa. Lamentablemente, los modelos Dupont no están al alcance de muchos clientes y tampoco es fácil encontrarlos en los mostradores españoles.

De la parisina Waterman me ha sorprendido su línea de estilográficas Edson. Sólo tiene una pega: un precio prohibitivo. Tengo en mi colección varias Waterman, una bastante parecida a la mítica Hundred Year, y otras antiguas de las que desconozco su nombre. Todas me han dado un resultado satisfactorio. Waterman ha lanzado la línea Charleston, que se inspira en la Hundred Year.

Después tenemos la gama Hémisphère, sin duda la más popular de todas. Su precio razonable y un diseño elegante la convierten en el regalo ideal. Yo tengo varios bolígrafos de esta línea y siempre han rendido correctamente, aunque el trazo no es tan bueno como Parker o Cross.

La firma norteamericana Sheaffer ha hecho historia: por ejemplo, la Carta de las Naciones Unidas se firmó el 26 de junio de 1945 en San Francisco con uno de sus modelos. La colección Sentinel recuerda bastante al Jotter de Parker, aunque la calidad de la escritura es muy inferior. Merece la pena dedicarle unos minutos a la historia de la empresa. Los modelos 300 y la segunda serie del 500 parecen muy buenos.

Para terminar, querría mencionar un nombre: Sacristán. De todos los negocios familiares que conozco en España dedicados a la venta de estilográficas, esta pequeña y selecta tienda del centro de Madrid es la más grata a los sentidos. El trato profesional hace el resto. Tienen el papel de regalo más fascinante que he visto en mi vida: creo que alguna vez he querido volver allí sólo para que me envolvieran algún boligrafo en él. Seguro que algún lector me estará dando la razón ahora.

Una buena prueba para saber qué tal es un bolígrafo consiste en dibujar la letra f varias veces sin levantar el trazo. Al cerrar los bucles superiores comprobamos si la punta deja pegotes. La letra tiene un cuerpo vertical que permite ver si la tinta fluye sin cortes. En la operación también podemos valorar el peso y la postura que adopta la mano para sujetarlo, por si nos resulta cómodo y se adapta bien. Tengo delante la prueba que realicé hace unos minutos con varios bolígrafos (Parker, Inoxcrom, Waterman, Cross y Montblanc) y el resultado es evidente: el mejor bolígrafo es el Jotter de Parker, seguido del ATX de Cross, luego el Hémisphère de Waterman y mi viejo Montblanc, que deja pegotes en los bucles aunque traza una línea vertical sin los cortes del Inoxcrom Wall Street Ellegance.

Estimado lector, aproveche lo que queda de mes para enviar alguna postal bonita y una breve carta. ¿Qué mejor excusa para estrenar un bolígrafo y volver a sentir el tacto de un buen papel?