viernes, 2 de mayo de 2008

LOS PUEBLOS DE EUROPA Y EL DOS DE MAYO

¿Qué distingue a una nación y la diferencia del resto? Probablemente su idioma, su cultura y el conjunto de hechos históricos que la han conducido hasta nuestros días.

Hoy se celebra en Madrid el segundo centenario de la Guerra de la Independencia. No sé si conviene hacerlo. ¿De verdad deseamos una auténtica Unión Europea? Creo que eso sólo será posible cuando todos sus habitantes piensen en el interés común. Para ello habría que crear una conciencia muy solidaria o bien confiar en la efectiva formación de un gran estado en el que sólo se hablara una única lengua y sólo se tuviera una cultura [tal vez una cultura nueva para que el peso de la historia no confunda el juicio al (o no divida el corazón del) nuevo ciudadano europeo].

Me pregunto cómo verán en Francia nuestros festejos del 2 de Mayo. Creo que del mismo modo que un español cuando viaja a Londres y un inglés le muestra con orgullo patrio Trafalgar Square engalanándose para celebrar el X aniversario de la victoria del ejército inglés sobre los españoles. Creo que, mientras sigamos pensando en pequeñas nacionalidades en vez de en una gran nación, el sueño de una Europa unida será un espejismo o una simple reducción nominal. ¿Qué mantiene cohesionados a los españoles y qué los diferencia de los italianos, por poner un caso? Lo mismo que nos separa a los ciudadanos de la Unión Europea y nos aleja cada vez más de ese idílico gran estado en el que definitivamente ingresaran todas esas pequeñas naciones no para integrarse en una coalición, sino para convertirse en el lapso de una generación en un único país donde todos los ciudadanos fueran iguales y se sintieran, por lo tanto, iguales.

No creo que podamos sentir una unión sincera con nuestros vecinos europeos mientras no nos una algo sustancial. Si debemos crear ese parentesco, hagámoslo. Y en un par de décadas será una realidad. De lo contrario, Polonia mirará para sus intereses y no favorecerá la agricultura en España, Francia y Alemania seguirán enriqueciéndose y creando dos Europas muy distintas, Gran Bretaña nunca aceptará formar parte enteramente de la Unión, Escandinavia y los Países Bajos se cerrarán al resto de Europa y que a los países del sur nos coja Dios confesados.

No sé qué ocurrirá en las próximas décadas, pero creo que nos conviene estar unidos. Sólo así Europa podrá afrontar los retos económicos, políticos (me atrevería a decir también militares) del futuro más inmediato. Me gustaría ver a China e India como amigos. No quiero que nadie sufra a expensas de mi bienestar, pero la historia nos enseña que los pueblos siempre han rivalizado entre sí. No quiero frenar el crecimiento asiático; pero, de no trabajar duramente en las próximas décadas, quizá nosotros pasemos a depender de ellos. Ante esa perspectiva, la idea de una Unión Europea formada por varios cientos de millones de trabajadores bien cualificados, competitiva y libre me tranquiliza. Nos conviene optar por la unión. Harina de otro costal sería decidir qué lengua pasaríamos a usar. ¿El latín? ¿Qué ocurriría con los siglos de cultura española, francesa, inglesa, etc.? ¿Y una U.E. bilingüe (o, incluso, políglota)? ¿Será posible? Claro que sí: es la que tenemos hoy en día, pero no sirve. No sirve porque, si usted desea mudarse a un país en donde se habla una lengua que no conoce, tendrá forzosamente que estudiarla antes. Y ya sabemos que un idioma no se aprende en dos días. Si en toda la Unión Europea se hablase una única lengua, ese problema desaparecería. Así que nos quedamos como estamos o buscamos otra fórmula.

En cualquier caso, estas manifestaciones de orgullo patrio creo que hacen flaco favor a la futura y auténtica Unión Europea. Con el tiempo, la palabra "Unión" carecerá de sentido, pues todos estaremos unidos. ¿Qué nombre recibirá entonces?